En el marco de las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), la Asociación Avícola Europea (AVEC, por sus siglas en francés), una entidad de origen francés que ahora representa los intereses de toda la industria avícola del bloque comunitario, ha planteado preocupaciones sobre el impacto del acuerdo comercial en el sector avícola europeo. Según la AVEC, el Mercosur podría convertirse en un actor independiente y disruptivo en el mercado europeo, con capacidad para alterar significativamente las dinámicas actuales de importación de carne de ave.
La AVEC ha señalado que, si el acuerdo entre el Mercosur y la UE hubiera sido implementado en 2023, las importaciones de carne de ave provenientes del Mercosur podrían haber alcanzado cifras cercanas a 1,1 millones de toneladas en 2024. Este aumento representaría un incremento significativo respecto a las importaciones actuales, que en 2023 se situaron alrededor de las 900 mil toneladas. De estas, aproximadamente 230 mil toneladas provinieron de Brasil, el principal proveedor de carne de ave para la UE, mientras que Argentina contribuyó con una cantidad mucho menor, estimada en menos de 20 mil toneladas.
Lo que llama la atención en el análisis presentado por la AVEC es su afirmación de que el Mercosur, bajo este acuerdo comercial, actuaría como un nuevo y «independiente» proveedor para el mercado europeo, separado de las contribuciones específicas de Brasil y Argentina. Esta interpretación sugiere que el Mercosur no sería simplemente un bloque económico compuesto por sus países miembros, sino un actor autónomo con capacidad para inundar el mercado europeo con productos avícolas.
El argumento de la AVEC plantea una cuestión fundamental: ¿es válido considerar al Mercosur como un proveedor independiente y desvinculado de Brasil y Argentina? Desde una perspectiva económica y comercial, esta interpretación parece cuestionable. El Mercosur, como bloque económico integrado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay (con Venezuela suspendida desde 2016), opera como una plataforma para facilitar el comercio entre sus miembros y con otros países o bloques. Sin embargo, las exportaciones del Mercosur son realizadas por empresas y productores específicos dentro de cada país miembro.
En este sentido, Brasil y Argentina son los principales actores en la producción y exportación de carne avícola dentro del Mercosur. Brasil, en particular, es reconocido mundialmente como uno de los mayores exportadores de carne de ave, gracias a su capacidad productiva y competitividad. Por lo tanto, resulta difícil imaginar que las exportaciones del Mercosur hacia la UE puedan desvincularse completamente de estos dos países.
La preocupación de la AVEC radica en el posible impacto negativo que un aumento en las importaciones desde el Mercosur podría tener sobre los productores avícolas europeos. Según la entidad, un incremento en la oferta externa podría generar una presión adicional sobre los precios locales y dificultar la competitividad de los productores europeos, quienes enfrentan altos estándares regulatorios y costos operativos más elevados en comparación con sus contrapartes sudamericanas.
Además, la AVEC ha argumentado que las normas sanitarias y fitosanitarias aplicadas en los países del Mercosur podrían no cumplir con los estrictos requisitos europeos. Esto podría generar riesgos para la seguridad alimentaria y aumentar las preocupaciones sobre la calidad del producto importado.
Si bien las preocupaciones planteadas por la AVEC son válidas desde la perspectiva de los intereses del sector avícola europeo, también es importante considerar los beneficios potenciales del acuerdo Mercosur-UE. Este pacto comercial podría abrir nuevas oportunidades para fortalecer las relaciones económicas entre ambas regiones y diversificar las fuentes de suministro de productos avícolas en Europa.
Desde el punto de vista del Mercosur, el acceso ampliado al mercado europeo representa una oportunidad valiosa para aumentar sus exportaciones y fomentar el desarrollo económico regional. Para los consumidores europeos, una mayor competencia podría traducirse en precios más bajos y una mayor variedad de productos disponibles.
No obstante, para que este acuerdo sea exitoso y equilibrado, será esencial establecer mecanismos claros que garanticen condiciones justas para todos los actores involucrados. Esto incluye asegurar que los productos importados cumplan con los estándares sanitarios europeos y proporcionar apoyo a los productores locales para adaptarse a las nuevas dinámicas del mercado.
El debate sobre el impacto del acuerdo Mercosur-UE en el sector avícola europeo refleja las tensiones inherentes a los procesos de integración económica global. Mientras que la AVEC plantea preocupaciones legítimas sobre los posibles efectos adversos para los productores europeos, es importante analizar estas cuestiones desde una perspectiva amplia que considere tanto los desafíos como las oportunidades.
En última instancia, cualquier acuerdo comercial debe buscar un equilibrio entre promover el comercio internacional y proteger los intereses locales. Para lograr esto, será crucial una colaboración estrecha entre ambas partes, así como un enfoque basado en la transparencia y el cumplimiento de estándares comunes. Solo así se podrá garantizar que este acuerdo beneficie tanto a Europa como al Mercosur.
Prensa del Mercosur