A días del inicio formal de la siembra del cereal, los productores no compran el insumo básico, debido a la sequía, un desánimo generalizado y la falta de financiamiento. “De todos los proveedores de insumos para el agro, los semilleros somos los últimos en sufrir, porque sin semilla no hay cultivo”, revela con sentido común Oscar Domingo, presidente de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA). Así y todo, en plena estacionalidad de ventas de semillas de trigo, cuya época de siembra se extiende desde este mes hasta julio, la demanda está paralizada, asegura el ejecutivo, ingeniero agrónomo que trabaja en el sector desde 1962. Según la última estimación de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, este año se sembrarán cerca de 3,7 millones de hectáreas de trigo, materia prima básica del pan y las pastas. El año pasado, se habían sembrado 4,5 millones y podido cosechar 4,2 millones de hectáreas. Aún así, la producción del cereal cayó a la mitad que en 2007, lo que implicó el desabastecimiento de Brasil, principal cliente externo, para el que la Argentina era su proveedor clave. –¿Cómo está el sector semillero? –El año pasado tuvimos una mala campaña de trigo, porque, cuando los números no cierran, la tendencia es a aumentar la informalidad, tanto por uso propio (cuando el productor resiembra sus granos, algo contemplado por la ley) como por bolsa blanca (la venta de variedades reproducidas en el mercado negro). Este año vemos la misma tendencia. –¿Hay ventas? –Normalmente, a esta altura los productores ya han realizado las consultas y, en muchos casos, comprado las bolsas de semillas. Pero este año no estamos viendo movimiento. Hace unos días consulté con los principales semilleros y no habían vendido nada. Por otro lado, grandes productores me han dicho que van a sembrar un poco menos de la mitad de trigo que el año pasado. –Pero ¿es por la sequía o por el derrumbe del precio local del trigo del año pasado debido al control de las exportaciones? –Digamos que del agua depende que el productor siembre lo que tiene programado. Pero lo que tiene programado es mucho menos que el año pasado. Además, hay un problema importante de financiamiento, en un sector del que se dice entierra (invierte) u$s 13.000 millones por año. Los que alquilaron campos perdieron dinero y no tienen cómo financiar esta campaña. –¿Hay semilleros más complicados que otros? –En trigo, las empresas más importantes son nacionales: Buck, Klein, Nidera, Don Mario, SPS, Sursem... –Pese al conflicto entre el campo y el Gobierno, el año pasado hubo varias compras de semilleras locales por parte de capitales extranjeros... –Eso se puede leer como que el sur de América tiene un rol importante como proveedor mundial de carne y de soja a largo plazo. Nadie puede invertir en esto pensando en el corto plazo, no es que compramos más tela y hacemos más jeans. Hoy hay un desánimo general, se cosecharán de 25 a 30 millones de toneladas menos que la campaña pasada. Pero es irreversible que la Argentina retome el camino la producción de 150 millones de toneladas de granos anuales. Y, si eso va a ser así, es mejor que lo hagamos los argentinos. –¿Cómo está el negocio de exportación de semillas? –No hay en el Hemisferio Sur otro país que tenga las condiciones de producir semillas en contraestación como la Argentina. Hoy el país es un importante proveedor del Hemisferio Norte, sobre todo de semillas de maíz. De hecho, varias empresas se dedican únicamente a ese negocio. Fuente: El Cronista |