En carnes y granos, Brasil, Uruguay e incluso Paraguay sacan importantes ventajas frente al país.
En carnes y granos, Brasil, Uruguay e incluso Paraguay se convirtieron en las estrellas del Cono Sur. En poco tiempo, el gigante sudamericano pasó de importar carne a ser el mayor exportador del mundo en el sector frigorífico, y Uruguay envió al exterior más cortes vacunos que la Argentina en el primer semestre de este año. En Paraguay, la producción y exportación de cereales y oleaginosas crecieron al ritmo de la suba de los precios internacionales. Para muestra, bastan dos ejemplos concretos. En el caso de la leche cruda, mientras los tamberos argentinos reciben en promedio 0,26 dólares por litro, los productores del resto del Mercosur perciben 0,435 dólares. En Brasil y Chile, donde los productores reciben 0,44 dólares por litro, la producción creció el 13 y el 19 por ciento, respectivamente, desde 2005. Por el lado de la carne vacuna, mientras el kilo vivo de novillo vale en nuestro país 0,97 dólares, en los países limítrofes, en promedio, se paga US$ 1,465. Según las estimaciones de las entidades rurales del bloque, agrupadas en la Federación de Asociaciones Rurales del Mercosur (Farm), la producción ganadera de Paraguay, Chile y Uruguay crecerá el 40,7, el 23,6 y el 12,1%, respectivamente, mientras que en la Argentina se prevé una caída del 4,61 por ciento. En Uruguay, este crecimiento se dio simultáneamente con la suba del consumo interno, que trepó el 8,5%, respecto de 2005. Las comparaciones les sirvieron a las entidades argentinas que integran la Farm, la Sociedad Rural Argentina (SRA) y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), para llamar la atención sobre las profundas diferencias entre las políticas aplicadas por nuestro país y lo hecho por los gobiernos de los países vecinos, todos de extracción ideológica similar. Mientras en la Argentina el Gobierno adoptó una política de precios controlados, fuerte restricción de las exportaciones (con la aplicación de stocks forzosos y altas retenciones) y subsidios a la industria alimentaria, los países vecinos -en la mayoría de los cuales los embarques agropecuarios no pagan derechos de exportación- recurrieron a otras alternativas y lograron dar un fuerte salto exportador. La Farm hizo estas comparaciones en un resumen detallado que fue entregado al Consejo Agropecuario del Sur (CAS), órgano que agrupa a los ministros de Agricultura de los cuatro miembros plenos del bloque y de Chile y Bolivia. El caso de los granos no es menos ilustrativo. Mientras el volumen de la cosecha argentina se mantiene estable desde 2005, en Paraguay aumentó el 129%, en Brasil, el 64%, y en Uruguay, el 61 por ciento. Por el lado de la exportación, Brasil se llevó el premio mayor: en los últimos tres años, sus embarques crecieron el 980%, mientras los de la Argentina cayeron el siete por ciento. Varios especialistas locales consultados subrayaron las diferencias en las políticas aplicadas por la Argentina y los países vecinos. "Estos países no están sujetos a ideologías ligadas al «juego de suma cero». Es decir, no creen que para alimentar su mercado interno deban quitar volumen a su oferta exportable. Por eso, se abocan a incrementar la oferta total mediante estrategias de producción que permiten que los agentes involucrados reciban el precio internacional, aun a costa de algún sacrificio de corto plazo. Evidentemente, se inclinan por estrategias estructurales y no se distraen de eso por atender la coyuntura", opinó Manuel Alvarado Ledesma, profesor de la Universidad de Palermo (UP). En los países vecinos, la apreciación de las monedas locales sirvió de paliativo al aumento del costo de vida por el impacto de la suba de los granos. Pero también hubo acciones directas de los respectivos gobiernos. "En el caso de Brasil, existe el plan Bolsa Família que llega a más de 11 millones de grupos familiares e intenta funcionar como un subsidio directo y específico a los sectores de menores ingresos. Uruguay ha puesto en marcha, entre otras cosas, acuerdos con la industria frigorífica para mantener a un bajo precio los cortes más populares de consumo local, mientras se exportan los más valiosos, y otros acuerdos con la industria del arroz con fines coincidentes como para morigerar el impacto en los sectores de menores ingresos de la población", explicó Osvaldo Bertossi, del posgrado en Agronegocios de la Universidad Austral (UA). En tanto, sobre la aplicación de stocks forzosos -que el Gobierno argentino denomina encajes productivos-, el especialista sugirió que no se debería buscar la existencia de mecanismos de encajes ni en el Mercosur ni en Australia ni en Nueva Zelanda. "Tal vez podrían encontrarse ejemplos recientes en los casos de graves pérdidas de cosechas de trigo en Rusia o Ucrania, o la crisis de precio del arroz en decisiones de Tailandia o Vietnam, pero de ninguna manera extendido a casi todos los productos y en situaciones de producción normales como en nuestro caso", dijo. Intentos similares Para Raúl Ochoa, de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref), la figura de "encajes" parece una creación argentina, pero no debe descartarse algún otro país que haya intentado algo similar en el pasado. "Existen casos, además de la Argentina, en que se han aplicado ante la suba de precios medidas restrictivas a sus exportaciones: India, Vietnam, Tailandia, Bolivia, Ucrania y Rusia se cuentan entre ellos", expresó. "El caso brasileño tiene diversos tipos de estímulos debido a que divide entre agricultura tradicional o comercial y agricultura familiar. Es más: tiene dos ministerios dedicados al tema agrícola, uno de ellos específicamente para atender las familias campesinas y la distribución de tierras. Para la agricultura vinculada al agribusiness , los incentivos son varios; el principal es el tipo de interés cobrado en el Sistema Nacional de Crédito Rural [SNCR] que está por debajo de las tasas de mercado. Hay otros apoyos: precios mínimos; compras gubernamentales a través de Conab; apoyo a las productores con fletes elevados, etcétera", señaló Ochoa. |