Curiosidades y escenas emblemáticas marcan la fiesta en el sambódromo carioca
Inaugurado en 1984, el Sambódromo de Marquês de Sapucaí ha vivido momentos históricos y personajes inolvidables que siguen en la memoria del público. A continuación, algunos de ellos.
MUSAS ICÓNICAS
Más allá de su belleza, mostraron un dominio excepcional del samba, algo cada vez más raro. La lista de bellezas es extensa. La exmodelo Luma de Oliveira, por ejemplo, deslumbró en 1998 con un collar que llevaba el nombre «Eike», en referencia a su entonces esposo. Todos los reflectores se dirigieron a ella, y el accesorio sigue siendo recordado 27 años después.

TODA DESNUDEZ SERÁ CASTIGADA (Y RECORDADA)
La artista plástica Enoli Lara fue pionera al desfilar en 1989 sobre una carroza de la Unión da Ilha vistiendo solo un velo. Su audacia generó revuelo, y al año siguiente, la Liga Independiente de las Escuelas de Samba prohibió la «genitalia desnuda».
Sin embargo, en 1990, el actor Jorge Lafond escandalizó al desfilar con apenas un sutil vello cubriendo su entrepierna. Con la nueva regla en vigor, la escuela de samba respondió con una crítica en su enredo de ese año: «Todo Mundo Nasceu Nu» (Todos nacimos desnudos).
En 1991, el tema del samba-enredo de Viradouro fue la comediante c, quien desfiló con los senos al descubierto a los 84 años, siendo ovacionada por el público.

POLÉMICAS Y CENSURA
Beija-Flor fue objeto de censura en 1989 debido a una escultura del Cristo Redentor vestido con harapos, parte de una crítica social en su desfile.
A petición de la Arquidiócesis de Río, que argumentó el uso indebido de símbolos religiosos en «fiestas profanas», la alegoría fue cubierta con plástico negro y una pancarta con la frase: «Mesmo proibido, olhai por nós!» (Aunque prohibido, ¡míranos!).
La modelo Lilian Ramos no era una figura conocida, pero alcanzó la fama en 1994 al disfrutar del Carnaval sin ropa interior junto al entonces presidente Itamar Franco. La imagen fue la gran polémica del año y apareció en las portadas de los principales periódicos y revistas.

Fuente: Folha de San Paulo