El plan pretende atajar la «mala gestión estructural del agua» debida a la «extracción excesiva» y a la contaminación vinculada a la agricultura, la industria, la gestión de residuos y la minería, se señala el documento.
Bruselas – La nueva estrategia de resiliencia hídrica de la Unión Europea (UE) promete nuevos objetivos de captación de agua, un mecanismo para limpiar los productos químicos nocivos y reforzar la aplicación de la normativa contra los Estados miembros rezagados en su aplicación, según un borrador al cual ha tenido acceso Euractiv.
El borrador del plan de resiliencia hídrica de la Comisión Europea, cuya publicación está prevista para principios de junio, revela la urgencia de Bruselas por afrontar los retos del agua causados no sólo por el cambio climático, sino también por actividades humanas poco sostenibles.
El plan pretende atajar la «mala gestión estructural del agua» debida a la «extracción excesiva» y a la contaminación vinculada a la agricultura, la industria, la gestión de residuos y la minería, se señala el documento.
En relación con la agricultura, propone incluso recompensar a los agricultores que reduzcan su consumo de agua.
Tal como pidió el pleno del Parlamento Europeo la semana pasada, el plan incluye un objetivo de reducción de la extracción de agua para 2030, aunque se trata sólo de una «aspiración».
En relación con las denominadas “sustancias químicas eternas” (PFAS), el documento insta a los Estados miembro a limpiar sus aguas de acuerdo con el principio de «quien contamina paga», utilizando dinero público cuando no se identifique al contaminador.

La agricultura es responsable de la mayor parte del uso del agua en la UE, con «al menos el 59%» del consumo total, señala la Comisión en su estrategia.
Sin embargo, aunque admite que esas medidas costarán miles de millones de euros, Bruselas promete ayudar.
El ejecutivo comunitario creará «un mecanismo de apoyo para la reducción de las PFAS y otras sustancias químicas persistentes» y «una asociación público-privada para su detección y limitación», según reza el texto del borrador de Bruselas.
A pesar de las nuevas promesas, el proyecto subraya que el mayor problema radica en el incumplimiento por parte de los Estados miembro de las normas europeas en vigor sobre el agua.
La estrategia se compromete a abordar este problema «intensificando la aplicación» mediante recomendaciones específicas para cada país y entablando un diálogo estructurado con los gobiernos de la UE.
Ese diálogo se centrará sobre todo en las lagunas de aplicación, incluidas las deficiencias en los procedimientos de concesión de permisos.
En última instancia, esos diálogos podrían facilitar la identificación de prioridades de aplicación específicas de cada país.
Bruselas confía que los Estados miembro del bloque comunitario controlen mejor el estado ecológico, químico y cuantitativo de sus aguas, así como la eficacia de las medidas nacionales en la materia.
Fuente: EFE