Un análisis de 10 claves del mensaje del nuevo presidente: la libertad, la “mano tendida”, la “acumulación positiva”, el cambio climático, la inseguridad y sus mentores, entre otros temas. Y lo que no dijo.
Es lo que queda para la historia o lo que el presidente pretende que quede para la historia. Y Yamandú Orsi no eligió un discurso cargado de anuncios este sábado 1º de marzo de 2025; y mucho menos uno con mensajes escondidos o golpes al gobierno que se va, sino más bien fue un mensaje de claro tono conciliador y mano tendida a la ahora oposición, en línea con el país que se viene ya en unos días y con un gobierno que no tendrá mayorías en la Cámara de Representantes.
Un gobierno que deberá negociar para poder aprobar cada una de sus iniciativas que requieran ley. Y para eso necesita hablar mucho y buscar algunos posibles aliados. O chocará contra la pared.
Pasadas las dos de la tarde, Orsi leyó palabra por palabra en el Parlamento un discurso de 23 minutos muy pensado, a diferencia de lo que sucedería unas horas más tarde en la Plaza Independencia, donde improvisó -o al menos no leyó- frente a la militancia frenteamplista y los visitantes internacionales.
“No seré vacilante ni indiferente”, dijo Orsi ante la Asamblea General. “Para algunas causas no hay tiempo que perder, y las he colocado entre mis prioridades de gobierno”.
Pero, si no hubo grandes anuncios, ¿cuáles fueron las claves de su discurso? Aquí analizamos 10: el mensaje sobre la libertad, el diálogo y la “mano tendida”, la referencia a la “acumulación positiva”, los nombres que no faltaron, el cambio climático y el problema del agua, el combate a la inseguridad y el narcotráfico, el problema de la pobreza infantil, el mensaje para el agro, los guiños a la militancia frenteamplista y por último lo que faltó, es decir de lo que Orsi y sus asesores decidieron no hablar. Porque lo que no se dice a veces es tan importante como lo que se dice a viva voz.

1. La libertad como condición, pero no la “ultraindividualista”
El concepto de la libertad, tan presente durante el gobierno que terminó y un eje del mensaje de Luis Lacalle Pou durante los cinco años, fue central en el discurso del presidente Yamandú Orsi este sábado en el Parlamento. Dijo que es “una condición esencial” de su visión del ser humano pero “cuyo sentido o significado hoy adquiere interpretaciones tan vastas como vacuas”. Entonces, en un golpe por lo bajo a los discursos libertarios de moda, Orsi dijo que “sobrevuela un concepto de libertad ultraindividualista que predica el predominio del más fuerte”: esa, aclaró, “nunca” será su noción de libertad. Entonces preguntó: “¿Cuánta libertad puede ejercer o gozar un compatriota que tiene que peregrinar semanas por un centro de salud para conseguir sus medicamentos? ¿Cuán libre es quien padece serios problemas de vivienda o de trabajo? ¿Cuánto, las mujeres que se sienten violentadas en la calle o puertas adentro de su hogar? ¿Qué libertad individual plena puede ejercerse en medio de la desigualdad colectiva?”.
2. El diálogo y la “mano tendida” con los demás partidos políticos
Orsi sabe bien que deberá negociar con la oposición para poder aprobar cada una de sus leyes. Quizás por eso mismo dijo que “no comienza un tiempo de refundación” e insistió en el concepto de que “será necesario mucho diálogo, mano tendida y capacidad de comprender las distintas sensibilidades”, aunque aclaró que no solo se refería a las sensibilidades partidarias. Dijo que no llega al gobierno “con la lógica de imponer”. Y siguió: “Me revelo contra ese supuesto país de las dos mitades, donde la mitad que gana recurre al orden y mando, y la otra mitad debe estar poco menos que condenada a obedecer bajo protesta. Sepan que nunca supe llevarme muy bien con los muros, tampoco con los ideológicos (…) Pero no llegamos, no volvemos, con la verdad revelada, con la respuesta perfecta a todos los problemas, ni tampoco con el afán de cobrar cuenta alguna”. Hace cinco años, Lacalle Pou había hablado del “diálogo constante con los partidos políticos” que no están en el gobierno, o sea el Frente Amplio, pero también dijo: “Enseguida del diálogo, la acción. Si la gente eligió un cambio, es para la acción y para la transformación”. En estos años el Frente Amplio reclamó que el gobierno no lo tuvo en cuenta en sus decisiones.

3. La “acumulación positiva” en “un país que funciona”
No es un dato menor: miró al costado y agradeció a los expresidente Julio María Sanguinetti, Luis Lacalle Herrera y José Mujica “por sostener y alimentar esta reconstrucción democrática”, y citó a los que ya no están, Jorge Batlle y Tabaré Vázquez. También agradeció al presidente saliente, Luis Lacalle Pou. “Uruguay es un país que funciona, un país en el que la confianza sigue siendo un elemento central”, aseguró Orsi. Porque otro concepto fuerte del discurso en el Parlamento fue el de la “acumulación positiva” que a su entender ha permitido que Uruguay sea reconocido internacionalmente por ser un país “de acuerdos” donde cambian los gobiernos y los partidos políticos en el poder sin mayores dramatismos. Y, al fin y al cabo, por ser “un país de reglas estables, donde los contratos se cumplen, donde el Estado honra sus compromisos, donde la estabilidad macroeconómica es una política de Estado”. Orsi dijo que no hay democracia sin partidos políticos, “bien sabemos que tenemos que atesorar esta construcción en tiempos donde proliferan las expresiones de antipolítica y las lógicas excluyentes”.

4. Nombres: Carámbula, Vázquez, Mujica, Atchugarry, Real de Azúa
“No llego solo, llego con la experiencia de mis años en mi querido Canelones, con lo aprendido de cada vecino y vecina con quienes trabajamos por un mejor departamento”, dijo Orsi y luego vino el mensaje a quienes podríamos decir son algo así como sus mentores: “Llego también con las enseñanzas de los queridos Marcos Carámbula, Tabaré Vázquez y José Mujica”. El primero fue la referencia en su departamento y con quien trabajó codo a codo durante 10 años antes de ser intendente, el segundo la referencia nacional en el Frente Amplio y el tercero su padre político. Pero también hubo otros nombres relevantes para el mensaje que pretendía dar: habló del “diálogo incansable” de Alejandro Atchugarry en la crisis de 2002 y citó a Carlos Real de Azúa, “uno de nuestros principales pensadores del siglo XX, hablaba del Uruguay como una sociedad amortiguadora, cuya cohesión residía en el acceso más o menos generalizado a la educación, a la salud, a la vivienda, al trabajo”.
5. La amenaza del cambio climático, el agua ¿y Arazatí?
No era un tema cantado para el primer discurso pero Orsi eligió hablar del “evidente cambio climático” que a su juicio requiere pensar en “estrategias de desarrollo con un enfoque sostenible y humano, respetando los límites de la naturaleza y garantizando un futuro mejor para las próximas generaciones”. ¿Cómo hacerlo? No lo explicó. Pero el nuevo presidente sí habló de prepararse para “eventos climáticos extremos” y la sequía, igual que las inundaciones recientes, parecen darle la razón. Orsi también puso el foco en avanzar en un Plan Nacional de Aguas “para garantizar el abastecimiento, la producción y la protección de uno de nuestros recursos más valiosos” y desarrollar el riego como una estrategia nacional (hay una ley de riego de 2017 que casi no se ha aplicado). Curiosamente, no hubo referencias a la aprobación de la construcción de la planta de Arazatí, que fue firmada por el gobierno anterior el 24 de enero pasado y que ayudaría a abastecer de agua al área metropolitana. Orsi deberá resolver a corto plazo si mantiene la decisión de Lacalle o si evalúa alternativas para un cambio, si es que eso es posible.

6. El combate frontal al delito: Orsi y la inseguridad
“No habrá contemplación alguna con el delito, ni con la represión del delito”, dijo Orsi, en un mensaje que pretendió ser inflexible con la delincuencia y dejar bien claro que, si es necesario, este gobierno aplicará mano dura. (Aunque la ambigüedad con la que fue expresada esta frase se presta para una doble interpretación. Puesta a análisis la cita con una inteligencia artificial, dio como respuesta que es posible concluir que habrá rigidez en la aplicación de la ley o también que habrá control estricto sobre la represión, es decir “una vigilancia rigurosa sobre quienes reprimen, asegurando que no se cometan abusos, corrupción o violaciones de derechos en el proceso”; las dos son posibles). Pero Orsi también habló del tema de fondo: que más allá de la represión “la solución será insuficiente, y hasta demagógica, si no atendemos decididamente las múltiples causantes de la violencia”. El nuevo presidente se comprometió a la “lucha frontal” contra el crimen organizado, el narcotráfico y el lavado de activos (esto aunque hace unos días el ministro Carlos Negro dijo que “la lucha contra el narcotráfico está perdida” pero que lo que se puede hacer es “tratar de controlar” su mercado, “que es tan lucrativo que hace que sea imposible su eliminación”).

7. Alarma por la pobreza infantil “en un país de renta alta”
“Un país que no cuida a sus niñas y niños no se cuida a sí mismo. Es inadmisible que un país de renta alta como el nuestro, tenga uno de cada cinco de sus niños y adolescentes viviendo bajo la línea de pobreza. Tenemos que garantizar un mínimo de dignidad y lograr que cada niño pueda alimentarse en su casa. Tenemos que incentivar la feliz aventura del aprendizaje, asegurando que cuenta con las herramientas indispensables para empezar las clases”. De esa manera el flamante presidente se refirió a uno de los mayores dramas del Uruguay actual, sobre todo en la periferia de Montevideo y en algunas ciudades grandes: la pobreza, particularmente la infantil, esa que el expresidente Lacalle no logró reducir en estos últimos cinco años. El 20% de los niños menores de 6 años son pobres, un porcentaje que es prácticamente el doble que en el total de la población, según la Encuesta Continua de Hogares. “Pero bien sabemos que no hay infancias pobres sin adultos pobres, y por eso también debemos garantizar el sustento de las familias que tienen esos menores a cargo”, alertó Orsi. ¿La receta para hacerlo? Tampoco dio pistas.

8. La apuesta al agronegocio y un claro mensaje al campo
En el segundo gobierno de Tabaré Vázquez surgió el movimiento Un solo Uruguay: miles de productores agropecuarios estaban muy molestos por cómo eran tratados. La izquierda tomó nota de eso y hace unos años el propio Orsi fue uno de los primeros en valorar como un error la forma en que había sido considerado el campo, casi como un enemigo. En el discurso de este sábado en el Parlamento, Orsi se guardó unos segundos para hablar del “Uruguay ganadero” como un pilar del país productivo. Después profundizó: “Haremos todos los esfuerzos para ampliar y mejorar la producción de carne, de arroz, de soja, de madera y celulosa. Trabajaremos para consolidar el agronegocio a la vez que se fortalece la producción familiar y se protege adecuadamente a la granja y la lechería”. Hay que ver si del discurso se pasa a la acción pero al menos fue una señal a esos productores que antes eran mirados con relativa desconfianza por la izquierda.
9. Los mensajes para “la barra” en el discurso del presidente
Hubo pocos guiños para “la barra” frenteamplista. El discurso de Orsi fue, lógicamente, el de un presidente y por eso estuvo lejos de los mensajes típicos de campaña electoral. De todos modos, se pueden citar algunas promesas que tienen que ver con reclamos históricos de la izquierda. Orsi habló de buscar “mayor cantidad” y “calidad” de trabajo que permitan “dignidad salarial” y “una mejor distribución del ingreso”. También sostuvo que deben asegurarse “condiciones esenciales de trabajo, de alimentación, de salud, de seguridad, de recreación, de cultura” y que “la buena salud de la democracia está íntimamente asociada al logro de ciertos estándares de bienestar”. Y, claro, hubo mención a una lucha de la izquierda: “El compromiso con la libertad, la verdad y la justicia”. Al final del discurso Orsi afirmó: “La democracia gozará de una mejor salud el día que todas las familias uruguayas sepan dónde están sus familiares desaparecidos”.

10. De lo que no habló: tributos, jubilaciones y transparencia
Lo que no se dice también juega. Hay ausencias que hablan. Por alguna razón, el presidente electo omitió temas que son candentes. Para empezar, no fue un discurso de grandes anuncios ni de acciones concretas a aplicar a corto o mediano plazo (en esto, desde el regreso de la democracia en 1985 ha habido realmente de todo, pero varios presidentes usaron esta ocasión para adelantar medidas en el Parlamento). El exintendente de Canelones no habló, por ejemplo, de la política tributaria (hay todo un debate sobre el tema en la interna del Frente Amplio) ni de la forma en que se llevarán adelante los consejos de salarios y sus pautas (el ministro de Economía, Gabriel Oddone, sugirió hace unos días desindexar los salarios y le respondieron con dardos desde todos lados en el FA). Orsi tampoco se refirió a las jubilaciones ni a las AFAP; no habló del diálogo social al que se convocará en corto plazo para intentar dar marcha atrás con algunos aspectos de la reforma iniciada en el gobierno anterior. Y, otro dato llamativo, no se refirió a la transparencia, un tema sobre el cual el gobierno de Lacalle Pou había intentado hacer bandera (otra historia es que haya logrado cumplir con la promesa de transparencia en muchas áreas de gobierno). “Que gobierne la honestidad” fue uno de los eslóganes de la campaña del Frente Amplio. Pero anoche Orsi decidió no hacer ninguna promesa vinculada a qué hará el gobierno si en algún momento salta un acto de corrupción, como le ha pasado a otras administraciones. Como dice el propio presidente: se verá.